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ya en el siglo XII, es decir, cerca de doscientos años antes de Berthold Schwartz, se usaba de una especie de pólvora para volar las rocas del Rammelsberg, una de las montañas que forman el grupo de Harz. Subsisten tambien muchas dudas acerca del descubrimiento de un termómetro atmosférico atribuido 4 Avicena, segun el testimonio de Sanctorio. Lo que hay de cierto en ello es que trascurrieron todavía seis siglos enteros antes de que (ralileo, Cornelio Drebbel y la Academia del Cimento llegaran á medir con exactitud la temperatura, y procurasen así xn medio poderoso de penetrar en un mundo de fenómenos desconocidos, que nos asombran por suregularidad y periodicidad, y de comprender el encadenamiento universal de los efectos y de las causas en la atmósfera, en las capas superpuestas del mar y en el interior del globo. Entre los progresos que la física debe á los Arabes, preciso es limitarnos á citar los trabajos de Alhazen sobre la refraccion de los rayos, tomados quizás en parte de la Optica de Tolomeo, y el descubrimiento y la aplicacion del péndulo como medida del tiempo por el gran astrónomo EbuJonIs (9).

La pureza y la trasparencia, rarísimamente turbada, del cielo de la Arabia, llamaron la atencion de sus habitantes, en el tiempo mismo en que aun no se habian despojado de su rudeza primitiva, acerca del movimiento de los astros. Así es que al lado del culto astronómico de Júpiter, en uso entre los Lachmitas, encontramos tambien entre los Aseditas la consagracion de un planeta próximo al Sol, y mas raramente visible, como Mercurio. Sin embargo, esto no impide que la actividad científica desplegada por los Arabes en todas las ramas de la astronomía práctica, deba atribuirse en gran parte 4 las influencias de la Caldea y de la India. Las condiciones de la atmósfera, por beneficiosas que sean, en razas bien dotadas, no pueden me-