(Ru ysbroeck) para Mangu Khan en Karalorum. Rubruquis nos ha dejado ingeniosas é importantes observaciones acerca de la distribucion gecgráfica de las lenguas y de las razas á mediados del siglo XIIí. Reconoció el primero que los Huros, los Baschl: ires (habitantes de la ciudad de Paslatir, llamada Bascheird por Ibu-Tozlan) y los Húng aros son razas finlandesas, originarias de los montes Urales: encontraudo tambien en los fuertes castillos de la Crimea hombres de raza gótica, que habian conservado su lengua primitiva (92). Rubruquis despertó en el corazon de las dos grandes potencias marítimas de Italia, los Venecianos y los (renoveses, el deseo de apropiarse las antiguas riquezas del Asia oriental. Aunque no nombra el rico depósito comercial de (Quinsay (Hanetscheufu), tan césebre 2) años despues por las narraciones del mas ilustre de todos los viajeros por tierra, de Marco Polo (53), conocia, sin embargo, los muros de plata y las torres de oro que eran uno de los adornos de aquella ciudad. En las narraciones de Rubruquis que Rogerio Bacon nos ha conservado, hállanse mezcladas de un modo singular á observaciones verdaderas simples equivocaciones. Cerca del Catay, limitado, dice, por el mar oriental, nos describe un país afortunado «en el cual los estranjeros, hombres y mujeres, se conservan en la edad que tenian al entrar en él 54). Mas erédulo aun que el monse de Brabante, el inglés Juan Mandeville encontró, por esta misma razon, muchos mas lectores para sus descripciones de la India y de la China, de las islas de Ceylan y de Sumatra. La estension y la forma original de sus narraciones no han contribuido poco, asi como los itimerarios de Balducci Pegoletti y los viajes de Ruy Cronzalez de Clavijo, á aumentar en los pueblos la aficion por el comercio y las grandes espediciones.
Háse afirmado con frecuencia y con singular seguridad que la escelente obra del verídico Marco Polo, particular -
