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las diferentes partes del espacio, y queensu virtud se llesaron á buscar los mediosde abreviar los viajes marítimos, el arte dela navegacion se perfeccionó rápidamente tambien por la aplicacion de las Matemáticas y de la Astronomía, por el descubrimiento de nuevos instrumentos de medida y por un empleo mas hábil de las fuerzas magnéticas. La Europa debe con toda probabilidad el uso de la brújula á los Arabes, quienes á su vez la habian tomado de los Chinos. En el S: uki de Szumthsian, libro chino que data de la primera mitad del siglo Il antes de nuestra era, se menciona el carro magnético que el emperador Tschingwang:, de la antigua dinastía de los Tscheu, habia dado 900 años atrás á los embajadores de Tunkin y de la Cochinchina, para —que no pudieran estraviarse al volver ásu país. En el diccionario de Schvewen, de Hintschin, del siglo MI de nuestra era, está imdicado el procedimiento en cuya virtud se puede comunicar á una lámina de hierro por medio de un frotamiento regularizado, la propiedad de dirigir una de sus puntas hácia el Sud. Cítase siempre con preferencia la direccion hácia el Sud, porque era la que tomaban ordina— riamente Jos navegantes. Cien años mas tarde, bajo la dinastía de los Tsim, los buques chinos se sirvieron de laagujaimantada para avanzar conseguridad en alta mar. Fueron estos buques los que estendieron el conocimiento de la brújula entre los Indios, y despues por la costa oriental de Africa. Los nombres árabes Zohron y Aphron (el Norte y el Sud», que Vicente de Beauvais da en su Espejo de la Naturaleza á las dos estremidades de la aguja imantada (51), así como un gran número de palabras tomadas de la misma lengua, y con las cuales aun designamos las estrellas, demuestran de qué lado y porqué camino ha llegado la luz álluminar el Occidente. Entre los pueblos eristianos de Europa no se encuentra obra alguna en que se cite la aguja imantada como cosa bien conocida, hasta la