Página:Alexander von Humboldt - Cosmos - Tomo II.djvu/323

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 315 —

— 3l» —

ducen en la superficie del globo, como los temblores de tierra en las comarcas donde rara vez se sienten sus efectos, la erupcion de volcanes inactivos desde muchos años. y el ruido de los aereolitos que surcan nuestra atmósfera inflamándose en ella: todos estos accidentes vienen á renovar de tiempo en tiempo el interés que inspiran problemas todavía mas inesplicables para el vulgo que para los físicos sistemáticos.

Si he citado á Keplero con preferencia en estas consideraciones sobre los efectos de la contemplacion física, es con el fin de recordar cuán unida se encontraba en este grande hombre, dotado de tan maravillosas facultades, la tendencia hácia las combinaciones de la fantasía, con un talento notable de observacion, con un método de induccion severa, con una fuerza de cálculo casi sin ejemplo, y finalmente, con una profundidad matemática tal como la manifestada en la Stereometria doliorum, quemtlu yó felizmente sobre Fermat, y por medio de él en el descubrimiento del cálculo infinitesimal (55). Por la riqueza y la rapidez de sus ideas, por lo atrevido de sus adivinaciones cosmológicas, un espíritu como el suyo estaba formado principalmente para esparcir la vida á su alrededor y para acelerar el movimiento que empujaba sin descanso al siglo XVI hácia el noble objeto de la contemplacion y engrandecimiento del Mundo (56).

Los ocho cometas que llegaron á ser visibles á partir de 1577, hasta el de Halley en 1607, así como la súbita aparicion y la estincion de tres estrellas nuevas, ocurrida casi en el mismo período, llamaron la atencion de los sábios respecto del orígen de aquellos cuerpos, compuestos de una materia vaporosa y de la nebulosidad cósmica universal mente estendida por el espacio. Keplero creia, como Tycho, que las nuevas estrellas se habian formado por la condensacion de esta nebulosidad, y que se resolverian un dia en la