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(20) Pág. 15.—De Natura Deorum, 1. 11, c. 37. Un pasaje de Sexto Empirico en el cual está citado un desarrollo análogo de Aristóteles (Adversus Phycisos, 1. IX, 22, p. 354, edicion de Fabricio), es tanto mas digna de atencion, cuando que poco antes el escritor alude á otra obra de Aristóteles, perdida tambien para nosotros, sobre la Adivinacion y los

Sueños.

(1) Pág. 15.—«Aristóteles flumen orationis aureum fundens.»— (Ciceron, Acad. Quest, 1. ll, e. 38). Véase Stahr. Aristotelia, 2.? parte, p. 161; y en la misma obra el capitulo titulado Aristóteles bei den Reemern, p. 33.

(22) Pág. 16.—Menandri Rhetoris, Comment. de Encomiis, ex rec. Heeren, 1785, sect. I, e. 5, p. 38 y 39. Segun este severo crítico, la poesía didáctica aplicada á la Naturaleza es un género frio (duxpórspo»), en el cual todas las fuerzas fisicas están desnaturalizadas, donde Apolo representa la luz, Juno los fenómenos atmosféricos, Júpiter el calor. Plutarco (De Audiendis poetis, p. 21, edic. de H. Estienne), ridiculiza tambien esas pretendidas poesías dela naturaleza, que solo tienen de poesía la forma. Ya Aristóteles (Poética, c. 1), habia dicho que Empédocles es mas físico que poeta, y que no tiene nada de comun con Homero, á no ser la medida de los versos.

(23) Pág. 16.—«Puede parecer estraño, puesto que la poesía se complace ante todo con la forma, el color y la variedad, el querer unirla con las ideas mas simples y abstractas; y sin embargo, esta asociacion no es - por ello menos legítima. En sí mismas y segun su naturaleza, la poesía, la ciencia, la filosofía, la historia, no deben estar separadas. En aquella época de la civilizacion en que todas las facultades del hombre están confundidas, y cuando por efecto de una disposicion verdaderamente poé-. tica se inclina á esta unidad primera, dichas ramas del saber aparecen como un todo indivisible.» Guillermo de Humboldt, Gesammelte Werke, t. I, p. 98-102. V. Bernhardy, Ramische Litteratur, p. 215-218, y Federico. Schlegel, Semmiliche Werke, t. 1, p. 105-110. Ciceron en una carta a Quinto (1. 11, 11), se muestra muy severo, por no decir injusto, con Lucrecio, a quien tanto elevaron Virgilio, Ovidio y Quintiliano, cuando reconoce en él mas arte que genio. «Non multis luminibus ingemi, multe tamen artis.»

(24) Pág. 11.—Lucrecio, 1. V, v. 930-1153. (25) Pág. 17.—Platon, Phédra, p. 230; Ciceron, De Legibus, 1. 1, e. 3:

IL, 1, v. Wagner, Comment. perp. in Ciceronis de Legibus, 1804, p. 6. Cice— ron, De Oratore, 1. I, e. 7.