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ban los Alpes. Walther de Vogelweide, que habia viajado mucho, no pasó en Italia mas allá de las orillas de Pó; pero Freidank llegó hasta Roma, y no observó otra cosa mas sino que crecia la yerba en los palacios de los antiguos señores de estos lugares (95).»

La epopeya esópica, que elegia las bestias para sus hérces, no debe confundirse con el apólogo oriental; aquella nació de un contacto habitual con el mundo delos animales, sin decidido propósito de pintar exactamente sus fisonomías. Este género de fábula, apreciado de una manera superior por Jacobo Grimm en el prefacio de su edicion de Re/nhart Fuchs, revela el placer que se sentia entonces por la Naturaleza. Las bestias, no ya encadenadas al suelo, sino dotadas de la palabra y accesibles á todas nuestras pasiones, contrastan con la vida tranquila y silenciosa de las plantas; forman un elemento siempre activo destinado á animar el paisaje. «La antigua poesía, dice Jacobo Grimm, considera la vida de la Naturaleza bajo un punto de vista puramente humano; guiada por los caprichos de su sencilla imaginacion, presta á los animales, y alguna vez tambien á las plantas, los sentimientos y las emociones de los hombres, dando un sentido ingenioso á todas las particularidades de su forma ó de su instinto. Las plantas y las flores han tomado sus nombres delos Dioses ó de los héroes que las cogian ó gustaban de ellas. Parece como que se exhala el perfume de los bosques de los viejos apólogos de Alemania (98) ».

Intencionesdan de unir á estos monumentos de la poesía descriptiva entre los (rermanos, los restos de la poesía céltlca y ersa, que han pasado de un pueblo á otro por espacio de mediosiglo, bajo el nombre de Ossian, como nubes errantes en el cielo; pero el encanto se ha roto cuando se ha reconocido incontestablemente el fraude de Macpherson, en la publicacion del testo gaélico evidentemente supuesto y