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lo que se desprende de la cita precedente de Neóphitos. Los indios que hablan el tamul, tienen para la numeracion signos diferentes en apariencia por su forma de los del alfabeto tamul, y entre los cuales las cifras 2 y 8 ofrecen una ligera semejanza con los signos devanagaris del 2 y del 3 (véase Roberto Anderson, Rudiments of tamul Grammar, 1821, p. 135); sin embargo, una comparacion exacta prueba que las cifras tamules se derivan de la escritura alfabética de la misma lengua. Las cifras cingalesas, segun Carey, difieren aun mas de las cifras devanagaris. Ahora bien: en los signos cingaleses, como en los signos tamules, no hay ni valor relativo, ni cero, sino únicamente geroglíficos para los grupos de decenas, centenas y millares. Los Cingaleses proceden, como los Romanos, por yustaposicion; los Tamules por coeficiente. El verdadero signo del cero para designar una cantidad que falta, lo usa Tolomeo, tantoen su Almagesto, como en su Geografía para los grados y los minutos que faltan en la escala descendente. Este signo es, por tanto, en Occidente mucho mas antiguo que la invasion de los árabes. Véase la Memoría citada mas arriba, en el Diario matemático de Crelle, p. 213, 219, 223 y 227. Podrá consultarse tambien con interés una Memoria de A. J. H. Vincent, sobre el Origine de nos chiffres et sur l*Abacus des Pythagoriciens, en el Journal de mathématiques, publicado por Liouville, t, 1Y, junio de 1839, p. 261; y una Noticia del mismo autor, titulada: des Notations scientifiques a P* Ecole d* Alerandrie, enla Revue archeologique, 15 enero de 1846.

(20) Pág. 225.—G. de Humboldt, ueber die Kawi-Sprache, t. l, p. CCLXIT. Véase tambien el retrato de los Arabes tan hábilmente trazado por Herder en sus Idées sur la prilosophie d* list de l* humanité, 1. XIX, c. 4 y 5, p. 391-423 de la traduccion francesa.

(21) Pág. 228. —Humboldt, Examen critique, etc.. t. 1, p. VII y XIX.

(22) Pág. 230.—Algunos puntos de la América habíanse visto ya, aun que sin tocar en tierra 14 años antes de Leif Erikson, en la espedicion que Bjarne Herjulfsson emprendió hácia el Sud, partiendo de la Grocnlandia (1986). Este navegante vió tierra por primera vez en la isla de Nantucket, un grado al Sud de Boston, despues en Nueva-Schottlandia. y últimamente en Nueva-Fundlandia (Terranova), que se llamó mas tarde Lida Helulandia, pero nunca Vinlandia. El golfo que separa á la NuevaFunlandia de la embocadura del gran rio de San Lorenzo, era nombrado entre los colonos normandos de la Groenlandia y de la Islandia golfo del Markland. Véase C. Cr. Rafn, Antiguitates Amerícane, 1815, p. 4, 421, 423 y 463.

(23) Pag. 230.—Gunnbjcern se perdió en 876 ú 877, en los escollos que aun hoy llevan su nombre, y que recientemente ha descubierto por se-