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de América, pues dice: «An tomado los escriptores estranjeros de nombrar la nuestra Tierra firme América, como si Américo solo y no otro con él y aules que todos la oviera descubierto.» Donde demuestra violentamente su ódio, es en el libro 1 e. 164-169, y lib. 11, e. 2: ya no atribuye las cosas á una "quivocacion en el cómpulo de los años ó á la predilcecion de los estranjeros por Américo. Todo obedece + una false dad premedilada, de la cual se hizo cuipable el mismo Américo (de industria lo hizo.. persistió en el engaño... de falsedad está claramente eonvencido). Bartolomé de las Casas la emprende con Americo en gtros dos pasajes, y se esfuerza en deniostrarle que en las relaciones de esos dos primeros viajes, ha confundido la série de los acontecimientos, reliviendo al primer viaje, muehos hechos que pertenecen al segundo, y recíprocamente. El acusador parece que no echa de ver. y esto es muy de volar, disminuia la fuerza de sus acusaciones, Citando la opinion opuesta y la ¡udiferencia del hombre que debia haber tenido mas interés en alaear á Américo Vespucio, si le hubiera creido culpable de hostilidad y de mala fé hácia su padre. «No puedo menos de asombrarme, dice Las Casas (e. 16%, deque Fernando Colon, que era un hombre de mueha penetracion, y que tuvo en su poder, como lo sé sin duda alguna, las relaciones de Américo, no haya reconocido su infidelidad y su injuslicia para con el Almirante.» Habiendo tenido una nueva ocasion de consultar hace algunos meses, el raro manuscrito de Bartolome de Las Casas, he querido intercalar en esta larga nota acerca de un asunto tratado de un modo fan incompleto hasta aquí, lo que no habia podido aprovechar en mi Eramen critique (t. V, p. 118-217.) La conviccion que entonces tenia (p. 217 y 224) no se ha quebrantado en nada. «Cuando la denominacion de un gran Continente, generalmente adopta la y consagrada por el uso de muchos siglos, se presenta como un monumento de la injusticia de los hombres, es natural atribuir desde luego la causa de esta injusticia al que parecia mas interesado en cometerla. El estudio de los documentos ha probado que esta suposicion no se apoya en ningun hecho cierto, y que el nombre de América ha nacido en un pus apartado, en Francia y en Alemania, por un concurso de incidentes que parecen alejar hasta la suposicion de una influencia por parte de Vespucio: aquí es londe se detiene la crítica histórica. El campo sin limites de las causas desconocidas ó de las combinaciones morales posibles, no es del dominio de la historia positiva. Un hombre que durante una larga carrera ha vozado de la estimación de sus mas ilustres contemporáneos, se clevó por sus conocimientos en astronomía náutica, distinguidos para el tiempo en que vivia, á un empleo de consideracion. Este concurso de circunstancias fortuilas le ha dado una celebridad, cuyo fundamento, durante tres siglos, ha pesado sobre sua memoria, suministrando motivos para rebajar su carácter. Una posicion semejante es bien rara en la historia de los