Página:Almanaque del espiritismo. 1873.pdf/26

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
ALGO SOBRE LA PLURALIDAD DE MUNDOS.
——

Orgulloso mortal, eleva tu mirada
hacia la bóveda estrellada y contempla
esos innumerables brillantes que bordan
ricamente el carro imperial de la
noche. Los telescopios te demostrarán
que son tan numerosos como las arenas
de los mares. Cada uno de estos
pequeños luminares es el gran manantial
de luz, el sol central alrededor
del cual viaja fraternalmente una
familia de planetas, y cada uno de esos
mundos está habitado por otros semejantes a ti.


Kirke-White.

La cuestion de la pluralidad de mundos y de sus condiciones de habitabilidad está ya resuelta de un modo tan satisfactorio, con tal número de datos, y estos de tanto valor, que es imposible abrigar la menor duda respecto de semejante punto.

Es muy cierto que los datos positivos recogidos por los hombres de ciencia se refieren sólo á los mundos que componen el sistema solar; pero seria un absurdo suponer, que sólo esa pequeña estrella que nosotros llamamos Sol, perdido en un rincon de la Via-láctea, tuviera alrededor suyo un cortejo de mundos, y las demás, los millones de estrellas que constelan el firmamento. solos explendorosas, irradiaran sin objeto su fecundante luz, por los vacíos desiertos del espacio. Nó: esto no es lógico. Si nuestra estrella central alimenta con tus vivificantes fuegos ocho mundos—conocidos hasta hoy—¿por qué las demas no serian acreedoras á lo mismo?

Mundos desconocidos gravitan en torno de esos soles lejanos; tanto de los que son perceptibles á nuestros ojos, como de aquellos que por la inconmensurable distancia que de aquí los separa, no son visibles ni aun con los más potentes telescopios. El espacio infinito está sembrado de un número tambien infinito de nebulosas; cada nebulosa está compuesta de millones de soles; alrededor de cada sol, se agrupa cierto número de mundos

Todo es vida y movimiento en el espacio. Los satélites giran en torno de sus planetas; los planetas con sus satélites en torno de sus soles; los soles con su brillante cortejo de planetas, satélites y cometas recorren tambien una órbita que nos es desconocida; y quizá las nebulosas, esas agrupaciones inmensas de sistemas planetarios, ruedan tambien en el espacio, trazando una órbita que sólo Dios conoce.

La mente se confunde al considerar tanta grandeza.

Reduzcamos el cuadro, da lo infinito a lo limitado

El telescopio pone de manifiesto los mundos que gravitan alrededor de nuestro Sol. Desde aquí se divisan las montañas de que están erizados; se distinguen los mares que bañan su suelo; las nieves que cubren sus polos; las gruesas masas de nubes que surcan sus atmósferas. Se conoce la densidad de la materia que los compone; su volumen, el tiempo que emplean en efectuar sus dos movimientos, el de rotacion el de revolucion; la excentricidad de una órbitas respectivas, la inclinacion del plano de los mismas; la del eje de rotacion de cada planeta; el número de satélites que cada uno tiene.

Nada falta en esos mundos para que la vida se realice en ellos, como se realiza aquí en la tierra; luz, calor, atmósfera, elementos necesarios para el desarrollo de la vida orgánica; todo lo poseen. Es muy cierto que la vida se manifestará en ellos en condiciones distintas á las nuestras, porque hay diferencias muy notables entre los planetas que componen el sistema solar, ya por la distancia que cada uno ocupa respecto del Sol, ya por la diferencia de densidades entre ellos, ya por los