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debia hallarse otro, que era le causa productora de esas perturbaciones. Un geómetra francés. M. Le Verrier, con el auxilio de los datos que se le proporcionaron, y por medio del calculo, señaló el lugar que debia ocupar entónces el astro desconocido, y en efecto, pocos dias despues, un astrónomo prusiano le descubrió precisamente en el lugar señalado por el geómetra francés. La distancia de Neptuno al Sol, se eleva a la considerable cifra de 1.147.528.000 leguas; el volúmen de ese mundo tan poco conocido hoy, es ciento cinco veces mayor que el de la Tierra. Hasta ahora no se ha podido comprobar mas que la existencia de un satélite, perteneciente a ese apartado planeta.

¿Hay aún otros mundos mas alla de Neptuno, pertenecientes tambien al sistema solar? No se sabe; pero si no hay más no es por falta de espacio; porque desde Neptuno hasta la estrella más próxima, hay aún la enorme distancia de 32 mil millones de leguas; y esta distancia es 7.500 veces mayor que la que existe desde el Sol á Neptuno.

Nuestra pequeña Tierra sólo puede ser vista desde Mercurio, Venus, Marte y Júpiter; y aun los habitantes de este último, sólo podrán divisarla algunas veces y por cortos momentos, pocos minutos despues que el Sol ha descendido a su ocaso y en otras ocasiones, por la mañana, ántes de su aparicion. Desde esos mundos la descubrirán como una blanca estrella cuyo fulgor estará en relacion a la distancia. Desde Saturno, Urano y Neptuno, la Tierra es completamente invisible.

Si tantas magniflcencias encierra el sistema solar, ¡cuántas no se desplegarán en otros sistemas más ricos que el nuestro!.... ¡Qué diremos de aquellos en que dos o más soles de colores distintos, derraman y aun combinan su luz sobre los mundos que en torno de ellos se agrupan! ¡Cuán bello no será el espectáculo que ofrecerán alli los dias, unos alumbrados por un sol rojo. o azul, otros por un sol verde, o amarillo! Y esos reflectores celestes, las lunas, ¡qué claridad verterán sobre los planetas, segun sea el color de la luz que las híera!....

Estas maravillas de que apenas podemos formarnos una idea, existen; son varias las estrellas que examinadas con un anteojo de bastante potencia, se las ve descompuestas en dos ó más, y de colores diferentes. Los habitantes de aquellos mundos, gozarán, pues, de espectáculos que son completamente desconocidos de nuestra vista, y de la vista de los que moran en los demás planetas del sistema solar.

La creencia en la pluralidad de los mundos y en la consiguiente habitabilidad de éstos, está ya muy generalizada: lo que nos toca a nosotros ahora, con nuestra doctrina. sintesis de todos los conocimientos humanos, es demostrar la solidaridad que existe entre los seres que viven en todos los mundos; es demostrar que nada hay aislado en la obra de Dios; que es una sola y única humanidad, una sola y única familia la que mora en todos ellos. Demostremos que nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros amigos; en fin, nuestras más caras afecciones, pueden vivir en esos radiantes globos que se mecen en el espacio; que nosotros podemos habitarlos tambien un dia, y que no son solamente los lazos de la atraccion material de los cuerpos los que unen los mundos; sino que existen además los de la simpatía, los del amor, que son los lazos de la atraccion moral de los Espíritus.

Arnaldo Matros.

Barcelona, Noviembre de 1872.


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—La fórmula del progreso no es absoluta; cada sociedad la espresa de cierta manera; pero en el enunciado va la idea del progreso; por eso lo que hoy es verdad mañana será mentira relativa.

—Para amar al prógimo, no hay que despreciarse a si, sino asimilarse al prógimo.

—Hay un momento en la vida, en que la mayor parte de los seres quieren negar a Dios: saber pensar al momento siguiente, puede acercar a Aquel muchísimo.

Sentid a Dios, esto os llevará más adelante que su esplicacion.