Página:Almanaque del espiritismo. 1873.pdf/64

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al gobierno monárquico se le puede comparar a unos de los ganglios que forman cl gran simpático en el cuerpo humano, son pequeños cerebros nerviosos el servicio de la vida orgánim 6 sea vegetativa; ¿qué más analogía? pues que otra cosa que vejetar puede pretender el cuerpo social en las monarquías, cn que no tiene libertad, ni iniciativa el sistema nervioso de la vida de relacion, la masa popular?

Despues de estos dias de muy sana locura salimos para Lausanne, Neufchatel, a fin de visitar las montañas, parándonos en la chaux-de fonde Lacie y Ponts-martels má; pero como mi carta se liaría interminable, verbalmente te diré lo que no fio al papel.

En ol tai-ur punto, Ponle-marleh, vivimos en casado Mr. G. Emma}: fabricante de relojes; vino la hora de comer. El pair-im , jefe de una numonm y honrada familia. recitó el Benedíclte. nníéndome de corazon. áñmr de (¡capi-encapudo. aceite acto religineepopertanammte la conversacion ee hizo muy animada, blaadi mie ara mas de propaganch espirilieta. me las venia que Ver con dos relojam muy instruidos y por añadiduro. teólogos, me citabln capítulos y versículos de la Biblia y del Evangelio; yo con lo mismo y con nuestra irrefutable illusolialcs combatía, sembrando ca ellos una cimiento ú'aetífera. pues los dejaba á cada respuesta almenos y reflexivos: de seguro han recibido hondus impresiones; ignoro si los lie convencido, pero vencido siL. Ho reparado cn los años que hago propaganda, que tenemos doe vastos «naipes para librar batallas y hacer grandes conquistas. une el campo de ln razon y de la inteligencia. el otro en el muy minimo campo del sentimiento, del dolor: el primero se llama Cerebro. el otro Corazon.

Despues de la comida, fuimos alegremente llevados por un ligero vehículo propio para las montañas i una grandísima fonda la Tomrcon el objeto de situarnos a la altura de ¡.700 meti-ce para presenciar el mís grandioso espectáculo visto por ojos humanas, la puesta del e01 sobre el Monte Blanco. Nos apeamos, pues nos quedaba una legaa que andar á pié subiendo siempre. atravesando un vastísimo monte de espesos y gigantescos pinos: al franquear esta severa cortiaa, ¡cuál fue nuestra admiracion! el tiempo era magnífico, ligeras nubes trasparentes habian sido colocadas por un genio complaciente como para determinar las distancias, cual jalones movibles al servicio del empíreo..... nó..... no puedo, querido amigo, trasmitir mis impresiones , esas maravillas embargaba a mis sentidos, produciendo en mi un éxtasis; consciente veía y sentia. veo y siento y no puedo todavia comunicar mis pensamientos, mis sensaciones... El Sol en su paternal y diurna despedida, dando su postrer beso de amor con sus mil tintas armoniosas, alambraba 80 leguas de los Alpes, reflejando su luz de oro y fuego, en los fantásticos contornos de su eterna nieve...

¡Descendemos! porque un saludable vértigo se ampara de mi, preeipitándome en el espacio, no para caer, sí para emprender en el infinito mi vuelo, remontandome hácia el Creador de tantas maravillas... Recogiendo la vista se veian los contrafuertes con su propia vejetacion, destacarse más abajo de esta moles inmensas de hielo; tres lagos determinando la planicie de los valles, el lego de Mora el de Bienne a la izquierda, y mas acá el lago de Neufchatel. Bajo nuestros piés, en el abismo, ciudades, villas y aldeas cruzadas de terraplenes, rails y viaductos recibían la vida por el silbido de la locomotora sangre reparadora vertida por ella en dichos pueblos; pero todo esto visto de dicha altura, es tan pequeño, tan diminuto, que sin esfuerzo se puede decir, parece ser a un juguete de Noche-Buena, un nacimientito.

¿Quién al contemplar el Montblanc, no hizo desde las alturas hincapié cual eterno titan para remontarse y escalar el cielo?

¡Ah! si tales han sido mis impresiones, ¿no he de ver en este juguete, en ese nacimiento la mano del hombre? ¿Y en los Alpes, todavia más arriba, la impresion del dedo de Dios?

Ya es tiempo de concluir; ¡se que en ti se reflejan mis pensamientos! ¿No lo parece que lo mejor, depues de esta viaje, es merecer ir Júpiter? Pues que hay muchas moradas en lo casa de nuestro Padre.

Tuyo afectísimo

E. Couillaut

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