i i .
de fecundidad. Au’, la incorporacién de la mujer produciria un impacto positivo dentro de una polftica més generalizada del control de la natalidad, mediante un cambio en su comportarniento reproduc- tivo.
Desde esta concepcién de desarrollo, la incorporacion de la mujer no implica, necesariamente, una modificacién de su relacién de subordinacién. Por el contra- rio. pueden agudizarse las actuales for- mas de explotgcién de la fuerza de tra- bajo femenina.
Es asi‘ que cuando se plantea la nece- sidad de la participacién femenina en el desarrollo, sea neoesario puntualizar a qué tipo de desarrollo se haoe referencia y en qué forma se registraré esa partici- pacién.
Un nuevo estilo de desarrollo auto- generado y colectivo (collective self-
‘ reliance) requiere de transformaciones
estructurales en las relaciones sociales, en la esfera economica y en l~ estructura de poder. El desarrollo entendido como un todo redefine en sf mismd la participa- cién, que solo puede entenderse como participacién democratica, como partici-
' pacién en la toma de decisiones.
Cuando reconocemos la importancia de la participacién de la mujer en el pro- ceso productivo, lo que esta presente es la incorporacién a una nueva perspectiva de desarrollo a través de la dernocracia participativa. S610 a partir de esta forma de insercion en el proceso se podrén lo- grar las metas de igualdad en el trabajo; de lo contrario, la brecha de la desig'ual- dad se ira profundizando. Un enfoque que considere a la mujer solo como “re- curso hurnano” no modificara las rela- ciones de dominacién sobre las que su participacién se asienta.
Una relacién natural entre "dos seres
humanos, cliferenciados‘ por el propio__ cuerpo de cada uno, sirve de base a una ‘diferenciacién social, a una relacxon do-
Altemativa Feminism ,
minacién-sometirnientofIawdifcgcia-5 cién histérica introduce la dominacién como forma de organizar los sujetos.
RELACION HOMBRE-MUJER COMO RELACION DE PODER
La dorninacién esta presente en la di- ferencia. La relacién hombre-mujer es producida corno relacién de poder, como el ejercicio de una relacién de fuerza que se reinscribe permanentemente en las distintas formas en que el poder se ex- presa en , una sociedad detenninada; 13 relacién dorninacién-sometimiento resul- ta asf el meollo de la relacién hombre- mujer.
Analizar la condicién de la mujer des- de las relaciones de poder implica consi- derar el poder en un sentido amplio mas alla del aparato del Estado.
En toda relacién, el poder esta’ presen- te, se expresa y rnanifiesta en multiplici- dad de formas. Donde existe poder, éste se ejerce. El enfoque implica redefinir el poder y considerarlo en el doble aspecto de su ejercicio: en el uso de la coercion y el castigo, y a su vez en tanto poder que utiliza la satisfaccién, el placer para ejer- cer su dominio. En este doble aspecto re- side su fuerza. Un poder que reprime y satisface, perpettia su dorninio. Las rela- ciones de poder son multiples, atraviesan todas las instancias de la sociedad, se
ejercen a través de todas sus institucio--
nes; la familia, la escuela, e incluso a tra-
vés del propio cuerpo de los sujetos, Como bien dice Foucault, el cuerpo es.
objeto de poder y banco de un mecanis- mo que lo desarticula, lo recompone, lo moldea, lo hace més flexible, mas décil, mas util.
En la relacién hombre-mujer, el some- timiento de la mujer no se ejerce a través de la coercion, sino que el propio sistema organize la satisfaccién, produce deseos
y perrnite la perpetuacién del modelo de _