— Oh! Eso me seria imposible. Pero yo sé quién puede hacerlo á las mil maravillas.
— Quién?
— Don Ernesto. El otro dia ví sobre su mesa un cuadernito lleno de versos, entre los cuales habia una composicion que se titulaba «Retrato». Yo la conocí, era Manuela.
— De veras?
— Ya lo creo! Estaba hablando.
— Diga, dígame Vd. esos versos.
— Solo recuerdo unos cuantos del principio; como es tan larga la composicion y tengo tan poco tiempo....
— Diga. Vd. los que sabe.
Dolores comenzó á recitar, deteniéndose al final de cada uno de los versos, como todo el que no tiene costumbre de decirlos:
No la conoces? Es bella.
Tiene unos ojos ¡qué ojos!
y bajo sus labios rojos
Se esconden perlas del mar,
y son mas negros sus rizos
Que es negro y oscuro el cielo,
Cuando la cruza en su vuelo
La sombria tempestad.