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Gonzalo de Berceo.

Mas a Dios por quien vino, a él ielo gradesco.
Fijo, que mas alumnas que el sol nin la luna,
Que gobernabas todo iaçiendo en la cuna,
Tu, sennor, que non quieres perder alma ninguna,
Miémbrete commo fago de lágremas laguna.
Miémbrete las mis lágremas tantas commo io vierto,
Los gemidos que fago, ca non son en cubierto:
Tu penas e io lazdro, non fablo bien en cierto,
Qua tuélleme la fabla el dolor grant sin tiento.
El dolor me embarga, non me dessa fablar,
Qui bien me entendiese non me debie reptar,
Qua quant grant es el duelo, e quant grant el pesar,
La que tal Fijo pierde lo puede bien asmar.

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Tornaron al sepulcro vestidos de lorigas,
Diçiendo de sus bocas muchas suçias nemigas,
Controbando cantares que non valian tres figas,
Tocando instrumentos, çedras, rotas, e gigas.
Cantaban los trufanes unas controvaduras
Que eran a su Madre amargas e muy duras:
Aljama, nos velemos, andemos en corduras,
Si non, farán de nos escarnio e gahurras.


CÁNTICA.


Eya velar, eya velar, eya velar.
Velat aliama de los iudios,
eya velar:
Que non vos furten el Fijo de Dios,
eya velar.
Ca furtárvoslo querran,
eya velar:
Andres e Peidro et Iohan,
eya velar.

Tomo I.
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