10 ANTOLOGÍA DE LA POESÍA FEMENINA ARGENTINA
samientos y sentimientos impregnados de vejez, como cosas del pasado; y otros, con aspiraciones que siem- pre estuvieron latentes, pero que ahora se les mos- traban de nuevo con brillo, porque las circunstancias eran otras. Hallamos aquí a Rousseau que emplea una palabra nueva para definir la naturaleza de la mujer; una palabra que tuvo una gran influencia en la sociedad y en las letras; una palabra que hizo épo- ca, claro está, mucho tiempo después y que no se caía de los labios de las gentes “d'esprit”, ni se que- daba en el tintero de los novelistas, dramaturgos y líricos. Rousseau concedía que la mujer tenía una mayor “sensibilidad” y “fineza”, pero una inteligen- cia menos profunda y menos controlada. Y hallamos alli a las manos a otro filósofo, buscando lengua para hablar todo lo mal que sabe de las mujeres: Scho- penhauer. “La naturaleza está regida por la Vo- luntad y la Inteligencia organizadora, dice, y el hom- bre es su representante porque posee la Fuerza, el Valor y las facultades dominadoras. ¡Y la mujer po- see las propias de la esclavitud!”
Sin hacer escrutinio de todos, digamos que Spen- cer y Guyau amasan la misma harina y descubren divergencias profundas e irreductibles entre los se- xos, que traen especificadas las circunstancias de su papel en la organización social. “La mujer debia ser cultivada exclusivamente para la maternidad”, dice Guyau, prosificando quizás sin saberlo la redondilla de Lope de Vega: