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102 ANTOLOGÍA DE LA POESÍA FEMENINA ARGENTINA

Hundirme entre los trigos sazonados,

pletóricos de savia en explosión,

que han de dar el pan bueno y la hostia santa — pan del cuerpo y maná del corazón —.

Y quisiera gustar todos los néctares, del mundo natural corriendo en pos de la Belleza-Mater, espontánea,

que nace sola, cual la crea Dios!...

PLEGARIA DE AMOR

Señor: bajo estas nubes de madreperla y oro que triunfan sobre el cénit de fino esmalte azul unir quiero mis cantos al vocinglero coro

con que la tarde ofrenda su espléndido tesoro de trinos y susurros, de sombras y de luz.

Y he de rogarte, ¡oh, Padre! en esta tarde bella, por los que ya se fueron y nunca volverán,

por los que tras legarnos su luminosa huella

en una tarde fría volaron a la estrella

que en noches estivales yo veo escintilar...

Acuérdate de aquellos que en la prisión helada expían tras las rejas un destino fatal.

De los que nunca vieron la luz de una alborada. De la doliente y sola niñez desamparada

que implora por el mundo, con lágrimas, el pan.

Protege a aquellas almas pletóricas de ensueño a quienes concediste tu más valioso don:

hallar tu imagen santa en todo lo pequeño

y en todo lo que es grande; en el cénit sedeño y azul, y en el milagro de gracia de una flor...