MERCEDES DANTAS LACOMBE
tu cariño me envuelve como un manto...
¡Yo te quiero, te quiero! ¡Mansamente va a ti mi ser como caricia viva!
OYE...
Se me ha entrado en el alma tu tristeza... Yo estaba acostumbrada a que eres fuerte,
y encaras con denuedo y con fiereza las posibles heridas de la suerte.
Y creía adorarte en la ventura
y admirarte en la fe de tu osadía,
y no sabía amarte en la amargura porque tú eres la fuerza y la alegría.
Mas hoy... mi corazón se ha revelado vibrando con lo que hay de más sagrado allá en el fondo de mi mismo ser,
y ante lo nuevo de tu desaliento ha tomado otra forma el sentimiento; ¡he sentido a la madre en la mujer!
CAMPANAS DE NAVIDAD
Media noche en la sombra. De cara a las estrellas
contemplo su constante, su inquieto titilar;
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pienso en cosas muy hondas, muy suaves y muy bellas,
esas cosas queridas que es dulce murmurar.
De mi ensimismamiento me despierta el sonido
de campanas que llaman... Es cierto; es Navidad...
y su voz me hace daño, su alegria me ha herido;
es como un latigazo para mi soledad.