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388 ANTOLOGÍA DE LA POESÍA FEMENINA ARGENTINA

Me miras con ojos de asombro y de pena por que no te nombro los tres reyecillos. ..

no te acuerdes de ellos, pues sus cestas llenas

no se acuerdan nunca de los conventillos. No te acuerdes de ellos ni de sus maletas, ni de sus paquetes, ni de sus borricos... Deja ese trabajo para los poetas,

para los poetas y los niños ricos.

Deja tus zapatos sobre la ventana; no pienses en nada, cabecita tuna; deja tus zapatos, que tal vez mañana encuentres en ellos un rayo de luna.

(Cuando yo te veo correr andrajoso, huerfanito triste de mi calle vieja,

por un mandamiento que yo no conozco, me siento más mala,

más mala... y más buena.)

FATAL ¡Padre!...

Los dos sabemos,

que una tarde cualquiera

de invierno,

de verano, de otoño

o primavera,

llegará la tragedia con su cara de bruja,

a romper nuestra vida como tenue burbuja.

¡Padre!... Los dos sabemos, que con dolor profundo una tarde cualquiera dejaremos el mundo, dejaremos el reino de todo lo que existe, por el camino blanco de una comarca triste.