BERTA ELENA VIDAL DE BATTINI 477
SED
Tengo sed de beber la luz del día
y de impregnarme en soledad serrana. Quiero beber salvaje poesía
en el ánfora azul de la mañana.
Tengo sed de paisajes y espesura, de verdes frondas y de frescas rocas, y son, para colmar esta locura, todas las fuentes de la sierra pocas.
Quiero aprender del ave sus querellas y el anhelo insaciable de sus vuelos. Tengo sed de beberme las estrellas en la copa infinita de los cielos.
Y hasta quiere beber mi audaz quimera, del seno mismo en la fecunda entraña, ¡la hermosa juventud de la pradera!
¡la eterna juventud de la montaña!
LA ACEQUIA
La misma acequia por el huerto pasa, vibrante y musical en su alegría. Parece el alma de la vieja casa entonando su vieja melodía.
¡Si pudiera fundirme con su linfa
para darme a las chacras y a los huertos, tenderme sobre verdes alfalfares,
y confundir mi voz con los conciertos
de la lluvia, del viento y los talares!