ELENA AVELLANEDA
LA MADRE TIERRA (Inédito)
¡Ya no pude más!
Alcé la cestilla de mimbres trenzados, me puse sandalias, vestíme de lila
y el paso ligero tomé por los prados.
¡Me ahogaba en el pueblo!
Me pesaba el aire lleno de mentiras,
las necias palabras, el vano artificio,
los celos mezquinos, las pérfidas miras...
Tomé por los campos:
Me embriagué de trinos, me embriagué de luces, y por ir oyendo los cantos del agua
sobre las gramillas me tendí de bruces.
Hablé con las brisas,
charlé con las flores, las aves y el cielo, les dije mis sueños, les puse mis quejas, sin reato alguno, sin ningún recelo.
Y cuando volvía
de hablar con los bosques, me hallé sin mi pena y vi muy en alto mis ansias y sueños
alentados siempre por la tierra buena... de
MAÑANA MI VOY
Apenas espunte sus rayos el sol, pu atrás e los cerros moñana mi voy.