orador de sus honras fúnebres, que tuvo la desgracia de que le formase las entrañas un maestro que juraba en Aristóteles. ¿Pero no es su mayor gloria haber debido á su genio distinguir la moneda falsa de la verdadera?" Según este mismo contemporáneo, detestó el P. Rodríguez el ergotismo, la teología sistemática y las cuestiones inútiles.
En la enseñanza de la física hizo por primera vez comprender á sus discípulos, que era esta una ciencia de hechos y de mera esperimentación..
El P. Rodríguez se declaró decididamente en favor de la emancipación. El movimiento de 1810 era una realización de antiguos deseos suyos, aunque no fuese mas que considerado como el precursor de mejores destinos para los despejados talentos de los hijos de América. Sus discípulos, en la secreta fidelidad del claustro, le oyeron lamentarse más de una vez del apocamiento á que tenía reducido el pensamiento patrio la política colonial. Preparado muy de antemano para las nuevas luchas, pudo escribir desde los primeros días de Mayo un manifiesto sobre las vejaciones que había recibido la América de sus dominadores, y alentar el fuego de la libertad en cauciones y poesías patrióticas, algunas de las cuales se entonaban al rededor del monumento levantado á la memoria de la rejeneración.