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HISTORIA DE MARRUECOS

Abdelmelic, ó el Moluco, que así le llaman nuestros historiadores, quien más derecho tenía al trono, según el pacto de los xerifes, por el cual debían suceder todos los hijos de un rey antes que sus nietos[1], hombre de ingenio además, y gran soldado. Refugiado en Orán, había mantenido con el Rey Católico inteligencias y amistad, que no se interrumpió nunca. Cansado, sin embargo, de esperar auxilios de él para ocupar su trono, se acogió al amparo de los turcos, y hallóse con ellos en varias batallas navales, y en la toma de la Goleta á los españoles. Tal era el enemigo con quien el inexperto D. Sebastián iba á medir sus fuerzas. Detúvose el ejército, sin causa, porque nada esperaba ya, diez y ocho días en Arcila, y al fin marchó tierra adentro en cortas jornadas. Los prácticos querían ir arrimados al mar y apoyados en la armada, representando la falta de vituallas y de experiencia en los soldados; mas no los oyó el rey. Entretanto Abdelmelic había reunido sus fuerzas, que eran superiores á las de los portugueses, aunque no llegasen, como estos aseguran, á ochenta mil hombres sólo de caballería. Estaba el campo cristiano cerca de Alcazarquivir, entre el río Mucacen, que ya había pasado, y el río Lucus. No era posible fortificarse y esperar el ataque, porque sólo llevaban víveres para cinco días; ni retirarse con la artillería delante de un enemigo tan superior, sobre todo en caballos, y los más expertos del ejército aconsejaron que se peleara en el trance en que ya estaban. Eran estos, sin duda, don Alonso de Aguilar, que mandaba el tercio castellano; el capitán Francisco Aldana, que se presentó en el camino

  1. Herrera, lib. i de la Historia general, cap. xxii.