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HISTORIA DE MARRUECOS

la misma Sagena ó cárcel de los cautivos cristianos, que en sólo aquella ciudad llegaban entonces á seiscientos. Fundaron hospicios en Mequinez y, en Tetuán, donde había trescientos cautivos al menos; y así corrieron algún tiempo en paz las misiones de los franciscanos descalzos de Andalucía, hasta que los Padres Trinitarios, dedicados á la redención de cautivos, lograron del sultán que expulsase á la Orden seráfica y los pusiese á ellos en posesión de sus conventos. Pero la nueva Orden se conservó poco tiempo en el imperio y quedaron por algún tiempo abandonadas las misiones, hasta que la Congregación de Propaganda Fide las restableció por medio de un diestro misionero siciliano de la misma Orden de Franciscos descalzos que antes había. Poblóse luego la nueva misión de españoles, y durante los últimos años de Muley Ismael, tenían los Franciscos descalzos de la provincia de San Diego en Andalucía, dos templos en la corte de Mequinez, con la misma formalidad que se pudiera en España, uno en el convento y otro en la iglesia española que servía de parroquia; y había además cuatro capillas, las dos de franceses y de portugueses las otras. En Salé, en Fez y en Tetuán había hospicios con sus capillas y completa tolerancia del culto; y llegó á tanto el respeto que Ismael tuvo á los frailes, que, necesitándose para la fábrica de la alcazaba derribar ciertas paredes del convento de Mequinez, y proponiéndoselo sus cortesanos, cuéntase que exclamó al punto: «No permita Dios que yo toque á ellas». Detalles y pormenores no indignos de memoria en estos Apuntes, por lo que puede importar en adelante la renovación de este medio poderosísimo de influencia en las vecinas provincias de Marruecos.