pañía de su liberto Raxid, hombre intrépido, resuelto y prudente, religioso y fiel á los descendientes del Profeta. Después de visitar varias ciudades de Mauritania sin hallar en ellas amigos ni facilidad de hacer valer su persona, Idris llegó con su compañero á la ciudad de Walila, metrópoli del país de Zarahón, adonde gobernaba Abdelmegid, el cual recibió á los fugitivos con mucho amor, hospedándolos en su propia casa, é informado de sus intentos, determinó ayudarles en ellos. Con efecto; á los seis meses de morar Idris en Walila, en casa de Abdelmegid, siendo los principios del mes de Ramadán del ano 172 de la égira, que es el 788 de nuestra Era, congregó éste á sus parientes y allegados y á las tribus de Auraba, que eran las más numerosas y fuertes de Mauritania, y las comunicó el nombre y descendencia de aquél, hablándoles de su parentesco con el Profeta, de su bondad, religión y perfectas virtudes. Los congregados respondieron de consuno: «Alabemos á Dios, que aquí nos le trae, y con su presencia nos honra; él es nuestro Señor y nosotros sus siervos, y por él daremos la vida.—¿Quieres por ventura que como á rey le aclamemos?—Pues sea; que no hay en nosotros quien ponga reparo en ello: sea humilde y prontamente.» Y sin otra cosa, fué aclamado Idris por aquellas gentes. Acudieron muchas tribus á servir al nuevo príncipe, y con ellas formó gran ejército, con el cual destruyó á descontentos de algunas tribus, trajo otras nuevas á su obediencia, y rindió á Telemsan ó Tremecen, ciudad importantísima en aquella edad, levantando en ella mezquita y púlpito, adonde como soberano inscribió su nombre. Reparó también que, á pesar de las grandes conversiones logradas por el ilustre
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