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HISTORIA DE MARRUECOS

forzado, al propio tiempo que cortés, humilde y generoso. Díjose de él que nunca fué contra ejército que no venciese ni contra país que no subyugase. Vencidos los almohades, hubo todavía de sostener encarnizadas guerras contra un cierto Yagmorasan, llamado en nuestras crónicas Qomaranza, oriundo también de los de Zeneta, que se había levantado con Tremecen, Sugilmesa y otros lugares, y pretendía tener su parte en la fácil presa que el Mogreb ofrecía. Después de haberlo derrotado en campal pelea, Yusuf se concertó y ajustó paces con él para pasar á España, donde deseaba, como tantos otros conquistadores muslimes, ejercitar el valor y la fortuna. Pasó en diversas ocasiones, ora para combatir con los cristianos, ora para ayudar al rey Sabio contra su rebelde hijo; venció grandes batallas, tomó fortalezas y arrasó los campos y lugares cercanos de Córdoba y Sevilla. Mas no dilató por acá su imperio; antes bien, como se hubiesen levantado en Andalucía Ebn-Alahmar por rey de Granada, y Ebn-Axquilola por señor de Guadix y de Málaga, procuró avenirlos y fortalecerlos, cediéndoles sus conquistas. Sólo el odio á los cristianos, la sed de gloria, y más tarde los tratos con el desventurado D. Alonso, movieron, pues, su brazo en España, si ya no es que sintiendo flaco al Islam y mirando tan acrecentados y pujantes á los contrarios, juzgase que para defender de ellos la costa de África valía más levantar un Estado independiente que no sojuzgar y mantener provincias del lado acá del Estrecho. Tal supuesto parece verosímil, recordando que ya entonces los reyes de Castilla aprestaban armadas é intentaban empresas contra la costa africana: armadas no siempre vencidas, y empresas que podían traer al-