Encerróse el mayor xerife dentro de Marruecos, viniendo luego el menor en su socorro, y allí los cercó el de Fez, peleándose bravamente por ambas partes con rebatos y asaltos. Mas como aconteciese por aquellos días un levantamiento en Fez, promovido por uno de sus hermanos, llamado Muley Mesaud ó Mesud, que pretendía el imperio, Hamet hubo de volver allá precipitadamente, levantando el cerco. Su presencia restableció al punto la paz en Fez, y juntando nueva y más poderosa hueste, volvió contra los xerifes. Ya en esta ocasión no quisieron los belicosos hermanos aguardarle en reparos, sino que saliéndole al paso, sentaron su campo orillas del río Guadelabid, en cierto lugar llamado Bab-Cuba. Allí se dio una grande y porfiada batalla, donde el poder de Fez fué destruido, y los xerifes alcanzaron con la victoria riquísimos despojos y fama de invencibles. Peleó bravamente en esta jornada por los de Fez el destronado rey Boabdil, á quien llamaban en África el Zogoibi, que quiere decir tanto como desdichado, y peleando murió como bueno; triste fortuna la de aquel hombre, que vino á morir en defensa de reino ajeno, cuando no lo había osado defendiendo el suyo propio. Tras estos sucesos, viéndose ya sin freno ni temor, los xerifes señorearon casi todas las provincias del Mogreb-Alacsa, rindiendo aun Tafilete. Y revolviéndose luego sobre los portugueses, abandonados por sus auxiliares moros, reducidos ya á sus propias fuerzas, y dedicados enteramente en tiempo de D. Juan III á las cosas de las Indias, cobraron á Aguer ó Santa Cruz, una de las más importantes plazas que poseyeron los cristianos en África; y dieron tales embestidas y asaltos á otras, como Saffi y Azanor, que al fin hubieron de ser aban-
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