carnicería y muchos cautivos[1]. A la sazón Melilla pertenecía ya al Rey Católico, por cesión que le hicieron los duques de Medinasidonia, que la conquistaron. Pedro Venegas de Córdoba, su gobernador por muchos años, reinando D. Felipe II, lo mismo que D. Alonso de Urrea, que antes había sido alcaide de aquella plaza, pelearon frecuentemente á campo raso con los moros de las cercanías, y siempre con buena fortuna. No se empleó contra los marroquíes la gran potencia de Felipe II sino en estas ocasiones, y en la fácil jornada que hizo el famoso marqués de Santa Cruz á Tetuán, corriendo el año de 1564. Al cabo de los noventa años que estuvo deshabitada aquella ciudad de resultas de la invasión de la armada de Castilla, fué reedificada, como queda dicho, por los moros fugitivos de Granada. Era su caudillo un cierto Almandari que había pasado allá con el destronado Abú-Abdallah ó Boabdil, el cual suplicó al rey de Fez que le dejase fortalecer y poblar de nuevo aquella ciudad, ofreciendo que desde allí haría guerra con su gente á los cristianos de Ceuta. Por lo pronto edificó un castillo con su cava, y allí se recogían él y cuatrocientos guerreros granadinos, de vuelta de sus expediciones al campo de Ceuta y aun al de Tánger. No tardó en armar también fustas en el río, con las cuales comenzó á azotar la costa de España. Luis del Mármol afirma que llegó á juntar este Almandari hasta tres mil cautivos cristianos, con los cuales reedificó los muros de Tetuán y la ciudad misma. Muerto él, sus sucesores se destrozaron en contiendas, favorecidas por
- ↑ Don Felipe el Prudente, por D. Lorenzo Vander Hammen y León.