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FERNÁNDEZ DE MORATIN

En esto has de estudiar de noche y día
que es malo porque quieren que lo sea,
mas sin ganas no amueles en tu vida
ni á mujer que esté bien con su marido
pero tendrás un puesto conocido,
que es el de los cabrones en la Puerta
del Sol, de los cabrones consentidos;
porque debes tener por cosa cierta
que ninguna mujer puta sería
si el cabrón del marido no quisiera.
La vanidad y la holgazanería
hacen cabrones, todos estos quieren
que vayan las mujeres petimetras,
la pompa y el fantástico aparato
más de lo que á su clase corresponde,
ellos no cuidan cómo ni de dónde
vinieron á su mesa las vajillas,
los vinos y manjares no comprados.
Y aunque oigas que blasonan muy de honrados
y que ellos hablan mal de otros cabrones,
haciendo el ladrón fiel, tú no lo creas;
dignos son de silbidos, de rejones,
porque dicen, y acaso en ello aciertan,
que no son los cabrones los casados
que gozan sus mujeres tributarias
sin más pena que ser disimulados: