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Aventuras

»El testigo.—Sí, lo era.

»>El coroner.—¿Cómo, entonces dió él esa señal antes de verle á usted y antes de saber que había vuelto usted de Bristol?


»El testigo (considerablemente confuso).—No lo sé.

»Un jurado: —¿No vió usted nada que despertara sus sospechas cuando al oir el grito volvió usted y encontró á su padre mortalmente herido.

>El testigo.—Nada definido.

»El coroner.—¿Qué puede usted decir?

>El testigo. Estaba tan turbado y agitado cuando corrí hacia afuera de la arboleda, que no podía pensar en nada más que en mi padre.

Sin embargo, tengo una vaga impresión de que al correr hacia mi padre vi en el suelo, á mi izquierda, una cosa de color gris, un abrigo, tal vez una manta. Cuando me levanté del lado de mi padre, busqué con la vista la cosa y había desaparecido.

—¿Quiere usted decir que desapareció antes de que fuera usted en busca de auxilio?

—>Sí; ya no estaba allí, —No podría usted decir lo que era?

—>No: sólo tengo la impresión de que allí había algo.

—>¿A qué distancia del cuerpo?

—>A unas doce yardas, ó algo así.

—>Y á qué distancia del límite de la arboleda?