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Aventuras

Precisamente..

—Gracias, señorita Turner. Me ha prestado usted una ayuda preciosa.

—Mañana, si tiene usted alguna noticia, me lo dirá usted. No dudo de que irá usted á la cárcel á ver á Santiago. ¡Oh! Si va usted, digale usted, señor Holmes, que sé que es inocente!

—Se lo diré, señorita Turner.

—Ahora tengo que volver á casa, porque papá está muy enfermo y me extraña mucho cuando lo dejo solo. Hasta mañana. Dios lo ayude á á usted en su empresa.

Salió del cuarto con la misma fuerza impulsiva con que había entrado, y luego oímos las ruedas de su carruaje resonar en el pavimento.

—Estoy avergozado por usted, Holmes—dijo Lestrade en tono digno, después de varios minutos de silencio.—¿Para qué alimenta usted esperanzas que después tendrá usted que destruir?

No soy tierno de corazón, pero á lo que hace usted le llamo crueldadww —Yo creo que tengo el camino expedito para salvar á Santiago Mc Carthy—dijo Holmes.¿Tiene usted permiso para verle en la prisión?

—Sí, pero sólo para usted y yo—Entonces, cambio mi resolución en cuanto á la hora de ir á verle. ¿Tenemos todavía tiempo de tomar un tren para Hereford y hablar con él esta noche?

—De sobra.

—Pues vamos. Watson, me temo que el tiem-