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Página:Aves sin nido (1910).pdf/101

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Aves sin nido

hallaba una canción tierna, sin nombre:
¡la canción sacrosanta del poeta,
que apenas puede comprender el hombre!


III


Cuando Yanko llevaba á los corderos
á triscar en el heno de los prados,
escuchaba cantar á los romeros,
á los lirios morados,
á los lotos azules,
al ciprés y á los viejos abedules,
al jazmin entre frondas escondido,
à la pervinca oculta en los abrojos,
á las flores de plumas en el nido
y al beso amante entre los labios rojos.