Página:Azabache (1909).pdf/105

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 101 —

1 -Así lo creo, Jaime; y no serías digno del concepto que me mereces, si pensases de otro modo. Animo, pues, que pronto harás allí amigos; y portándote bien, como no dudo te portarás, será un gran consuelo para tu madre, que se sentirá orgullosa de verte en una posición como aquélla.

Juan procuraba animarlo, pero no estaba menos conmovido que Jaime, lo mismo que todos en la casa; y en cuanto á Alegría, estuvo por varios días inconsolable hasta el punto de perder completamente el apetito. Juan lo sacó algunas mañanas por la rienda, cuando me llevaba á hacer ejercicio, y trotando y galopando á mi lado, fué reanimándose el pobre caballito, hasta que por último volvió á su antiguo estado.

El padre de José venía con frecuencia á prestar alguna ayuda, pues entendía el oficio; Jose se aplicó con empeño á aprender, y Juan se prometía mucho de él.

Una noche, pocos días después de haberse ido Jaime, había yo comido mi heno y me hallaba acostado en mi cama de paja, profundamente dormido, cuando fuí despertado súbitamente por la campanilla de la caballeriza que comunicaba con das habitaciones de los señores, y que sonaba con gran fuerza. Oí abrirse la puerta de la casita inmediata donde vivía Juan, y que éste