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XVII

UN FARSANTE


A los pocos días mi amo tomó un nuevo criado. Este era un hombre alto y bien parecido; pero, si ha existido el tipo acabado del farsante en la figura de un mozo de cuadra, puede decirse que Federico Santurce era ese tipo. Era muy atento conmigo, y jamás me maltrató, y, cuando el amo se hallaba en sitio donde pudiera verlo, las caricias y los halagos no tenían límite. Me lavaba la crin y la cola con agua fresca, y me untaba los cascos con manteca, antes de llevarme á la puerta, con objeto de hacerme aparecer brillante; pero en cuanto á limpiarme las patas interiormente, observar mis herraduras, ó pasarme la almohaza y cepillo, me consideraba exactamente como si fuera una vaca. Dejaba que mi bocado se oxidase, los bastes de la silla