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1 1 primeras palabras de Perico al entrar en el patio fueron :

-¡Hola, Paulina ! aquí me tienes, después de no haber perdido del todo el domingo, pues he oído cantar himnos á los pájaros, y les he acompañado; y en cuanto á Juanillo, ha estado hecho un joven potro.

Cuando alargó el ramo de flores á Paulina, ésta brincó de contento.

El invierno se presentó aquel año con grandes fríos y humedades. Casi todos los días teníamos nieves, granizos, ó lluvias, reemplazados sólo por penetrantes y fuertes vientos, ó por grandes heladas. Los caballos sentíamos mucho aquello.

Cuando el frío es seco, un par de buenas mantas nos conserva abrigados; pero cuando cae esa lluvia constante que tudo lo empapa, la humedad llega & penetrar hasta los huesos, y es muy perjudicial. Algunos cocheros tenían un impermeable, con que nos cubrían, lo cual era excelente ; pero otros eran tan pobres que no tenían con qué proteger ni á ellos ni á sus caballos, y muchos sufrieron extraordinariamente aquel invierno. Nosotros los caballos, después de trabajar mediodía, íbamos á nuestras cuadras y descan-