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terinario dijo que podría enderezarlo un poco para que fuese vendido por unos cuantos duros ; pero Perico se negó á vender aquel animal que tan buen servicio le había prestado, para que fuese á parar donde le esperasen trabajos y miserias, pensando que lo más humanitario era poner una segura bala á través de su cabeza, con lo que acabarían todos sus sufrimientos, ya que no le era posible encontrar para él un amo en cuyo poder pasase tranquilamente los últimos días de su existencia.

L

El día después de haber tomado esta resolución, Enrique me llevó á la fragua para que me pusieran herraduras nuevas, y cuando volví á casa ya Capitán no estaba allí. Toda la familia y yo sentimos amargamente su falta.

Perico necesitaba hacerse de otro caballo, y pronto supo de uno, por medio de cierto amigo que era mozo de cuadra en casa de un gran señor. El animal era joven, y de precio, pero se había desbocado una vez, estrellándose contra otro carruaje, saliendo su amo despedido, y él lastimado en términos que no podía figurar ya en las caballerizas de aquel personaje, que ordenó á su cochero viese de venderlo lo mejor que le fuera posible.

-Yo puedo habérmelas con caballos de genio