Página:Azabache (1909).pdf/249

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 245 —

verdadero borracho; pero así y todo, cuando el deseo venía, la lucha era terrible para resistirlo, pues no era dueño de mí mismo. Un día, sin embargo, me dije que uno de los dos tenía que vencer, ó la pícara bebida, ó Perico Segovia.

Necesité echar mano de todas mis fuerzas, pues basta que intenté romper con el hábito no sabía yo las raíces que había echado en mí. Paulina me ayudó, la pobre, dándome buen alimento, y cuando sentía el ansia de beber, tomaba una taza de café, y mascaba unos granos de pimienta, con lo que me consolaba algo. Por fin, gracias á Dios y á mi buena Paulina, rompí las cadenas que me tenían sujeto, y en diez años no he vuelto á probarlo, ni lo deseo nunca.

-Muchas veces me propongo probar-dijo Cuadrado, pues realmente es una triste cosa no ser uno dueño de sí mismo.

-Hágalo, Gobernador, y luego se alegrará.

Mucho bien haría á algunos de nuestros pobres compañeros ver á usted apartarse de ese vicio.

A dos ó tres conozco, que con gusto dejarían de entrar en esa taberna, si pudieran.

Capitán, al principio, parecía ir mejorando, pero como era un caballo viejo, y sólo su portentosa constitución y el buen trato de Perico le habían hecho conservarse por tanto tiempo en el trabajo del coche, decayó muchísimo. El ve-