Página:Azabache (1909).pdf/263

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
— 259 —

CUARTA PARTE


XXVII

BLAS Y LA SEÑORA

Fuí vendido al dueño de una panadería y almacén de granos, á quien Perico conocía, y en cuyo poder consideró éste que yo tendría un trabaregular, y buen alimento. Al principio todo iba bien, y si mi amo se hubiera hallado siempre á lá vista, no creo que hubiese permitido que sobrecargasen el carro como lo hacían; pero había allí un capataz que siempre estaba de prisa y apurando á todos, el cual, frecuentemente, aunque viese que la carga era ya toda la que debía ser, ordenaba que la aumentasen. Mi carretero, cuyo nombre era Blas, solía decir que aquello era demasiado, pero el otro mandaba, y había que obedecer.