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Azul...
La aurora
vino después. La aurora sonreía,
con la luz en la frente,
como la joven tímida
que abre la reja, y la sorprenden luego
ciertas curiosas, mágicas pupilas.
Y dije:—Más...—Sonriendo
la celeste hada amiga
prorrumpió:—¡Y bien! ¡Las flores!
***
Y las flores
estaban frescas, lindas,
empapadas de olor: la rosa virgen,
la blanca margarita,
la azucena gentil y las volúbiles
que cuelgan de la rama estremecida.
Y dije:-Más...
***
El viento
arrastraba rumores, ecos, risas,
murmullos misteriosos, aleteos,
músicas nunca oídas.
«El hada entonces me llevó hasta el velo
que nos cubre las ansias infinitas,
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