ro de oro como el Santa Lucía, i «otro de diamantes» como el San Cristóbal....
Este mismo padre, que creia juntamente en los Césares i en las Batuecas, contaba tambien en un informe al gobernador de Buenos Aires, dado a luz en esa ciudad, que cierto correjidor del Perú llamado Quiros, el cual venia de Amberes para el Callao, fué con el piloto del buque en que hacia la travesía a hacer una visita a los Césares i le dieron de regalo dos cajoncitos de perlas finas que entendieron fueran para el papa i para el rei de España, porque como ya los hijos de los primitivos Césares tenian olvidado el español, solo acertaron a pronunciar estas palabras cuando entregaron la encomienda:—Papa—Rei, con lo cual los canonistas habrian pretendido que todo debió ir a parar a Roma. «Mas como el piloto era hereje—dice el padre Cordiel—se las llevó para sí» [1].
El pais que dominaban los modernos Césares, se-
- ↑ Carta del padre José Cardiel al gobernador de Buenos Aires desde la estancia de Areco, agosto 11 de 1746. (Coleccion de Angelis, páj. 11.
El padre Lozano, historiador del Paraguay, tambien creia en los Césares a mediados del siglo pasado, i, entre otras cosas, sostenia que el presidente Garro se habia levado a España en 1692, un flamenco que habia estado en la laguna de los Césares, i si fué flamenco de laguna, el buen jesuita no faltó a la verdad....