Rojas, los dos Césares de las mentiras que han vivido en este Océano i en el otro. ¡Qué no resucitaran hoi para que alegaran de bien probado por uno i otro pueblo—el arjentino i el chileno—en la cuestion Patagonia, i dejarlos al uno i otro en paz como a los Césares!
Pero no obstante su reserva i su aislamiento, los Césares habian hecho una valiente salida de su península i trincheras cuando ocurrió la espedicion que por el año de 1756, envió el presidente Amat hácia el Rio Bueno en castigo de los alzados i feroces cuncos,—indios de Carelmapu i sus contornos. «Sintiendo—dice Pinuer—en el silencio de la noche el estampido que hacian los esmeriles i pedreros,» salieron en auxilio de los cristianos, i despues de haber desbaratado la retaguardia de los indios matándoles mas de cien hombres, se retiraron otra vez tranquilos i gloriosos a su imperio [1]. Los Césares eran a su manera inmortales, i por esto no se hacian pagar su sangre en las batallas. Según Pinuer
- ↑ Tuvo lugar este combate con los indios cuncos en la noche del 27 de enero de 1759, siendo asaltado el comandante de la espedicion don Juan Antonio Garreton, que habia ido a fundar el fuerte de San Fernando a orillas del Rio Bueno, por cuatro mil indios, que le obligaron a retirarse con mal talante.
Cuenta esta nocturna batalla en un poema (puema dice el libro del Consulado) que corre impreso, el padre frai Pedro Merino, el cual iba tal vez de capellan de la espedicion. En ninguna otra parte que en el libro mencionado, liemos encontrado otra cita del puema del padre Merino.