Página:Biblioteca de Autores Españoles (Vol. 61).djvu/13

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
IX
de la poesía castellana del siglo xviii

tragos del mal gusto en el suelo castellano fueron rápidos é irreparables. La violencia del sentido en las frases, la puerilidad de los retruécanos, lo enmarañado y sutil de los circunloquios, habian llevado, al parecer, la poesía á los límites extremos de la depravacion. Y sin embargo, ¡ quién lo imaginára! áun cabia mayor degeneracion en aquel lamentable estado.

En los últimos tiempos del siglo XVII, una nueva decadencia vino á corromper y precipitar más, si era posible, la decadencia misma. El culteranismo se trasformó. Ya no era la secta extraviada, pero ardiente é ingeniosa, que aspiraba á realzar la literatura con esfuerzos y con artificios, como la mujer que, poco confiada en sus verdaderas perfecciones, intenta acrecentarlas con afeites y complicados atavíos. Era una musa envejecida, que ha perdido la belleza y el donaire, y quiere reemplazar la una con repugnantes cosméticos, y el otro con equívocos y descaro.

Cáncer, Leon Marchante, Montoro, Sor Juana Ines de la Cruz son, al terminar el siglo XVII, los más célebres representantes de esta musa degradada, que canta porque se divierte, y no porque siente ó porque admira. La monja de Méjico es, entre estos poetas, la que recibió del cielo estro más puro y sensibilidad más delicada. En época para las letras venturosa, habria tal vez legado á la posteridad nobles frutos de su ingenio y de su corazon.

Ahogado su númen en aquella atmósfera corrompida, sólo ha dejado en el cúmulo de sus versos algunos destellos de fantasía, algunos rasgos de esa agudeza femenil á que nunca alcanza el númen de los hombres (1).

La chocarrería y la trivialidad de los asuntos que solian ser objeto de los cantos líricos de aquel tiempo, fueron extremadas, y sólo comparables á la vulgaridad del estilo. En los tiempos de la decadencia romana, los asuntos ridículos, triviales, monstruosos ú obscenos fueron tambien claras señales de la extravagancia y la abyeccion á que habian llegado las letras. Olvidando la noble verdad y la ática sencillez que resplandecen en los poemas del siglo de Augusto, los poetas del siglo de Neron gastan todo el calor natural de la fantasía en frívolos ó vergonzosos pasatiempos de ingenio, de adulacion ó de procacidad. Felicitaciones lisonjeras, epitalamios amanerados, insulsas ofrendas poéticas en las saturnales, epigramas eróticos, descripciones de recetas médicas, de historia natural, de festines, de geografía; estos y otros asuntos semejantes constituian el fárrago de poesía artificial que inundaba á Roma cuando la llama de su civilizacion prepotente se ahogaba en las convulsiones del Imperio degenerado.

Los poetas españoles, recien pasado el siglo de oro, seguian fatalmente, y sin sospecharlo, las tristes huellas de la poesía romana decadente y envilecida.

Montoro (2), más conceptista y equivoquista que culto, ingenio mediano y hombre cuerdo y sincero, demuestra con su ejemplo adónde van á parar las letras nacionales en el descenso de su gloria. Un tomo entero de sus obras está consagrado á la lírica sagrada. Todo denota en sus versos corazon limpio y fe sincera, y sin embargo, el sentido grave de la religion, sus inefables misterios, su edificante historia, no le inspiran sino agudezas y discreteo. Dirige á los santos sutilezas festivas, dedica chocarrerías conceptuosas á la conversion de un hereje, y, lo que es más extraño, no le ocurre, para cantar el origen del cristianismo, esto es, la imponente pasion del Hombre—Dios, una forma más alta y adecuada que la de unas jácaras chabacanas. Dice en ellas, hablando del Señor: Sosegó á Pedro, y le dijo: « Amigo, vamos á espacio ; Que yo sé que antes de mucho Te ha de cantar otro gallo.» No se burla Montoro de la Pasion, y sin embargo, el mal gusto literario y el trastorno (1) En el tomo XLII de la BIBLIOTECA pueden verse muestras de la poesía discreta de esta mujer extraordinaria.

(2) Don José Perez de Montoro nació en San Felipe de Játiva, el año de 1627. Murió en Diciembro de 1694.