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BOSQUEJO HISTÓRICO—CRÍTICO
DE
LA POESIA CASTELLANA EN EL SIGLO XVIII.

CAPÍTULO PRIMERO.

Decadencia política de España al terminar la dinastía austriaca.—Postracion artística é intelectual.— Corrupcion de la poesía lírica.—Carácter análogo que toman los extravíos literarios en las decadencias nacionales. — Sor Juana Ines de la Cruz.—Montoro.

Cárlos II espiró el dia 1.° de Noviembre de 1700.

Por una coincidencia harto rara, caminaron esta vez rigorosamente enlazadas la historia y sus divisioncs cronológicas. Al fenecer el siglo XVII arrastró consigo ante el tribunal de la posteridad á la casa de Austria, que pasó sobre España como espléndido meteoro, que empieza deslumbrando, y acaba destruyendo y aniquilando. Ambiciosa y grande primero; despues grande, pero recelosa y sombría; más adelante irreflexiva y frívola; y al cabo indolente y supersticiosa, formó, en no largo espacio, una imágen cabal de la grandeza y de la postracion de los estados.

Tal vez no haya ejemplo, en la historia de las decadencias nacionales, de un cuadro más desventurado que el que presenta España en los últimos años del siglo XVII y en los primeros del XVIII. No hay nacion alguna que haya expiado tan recia y apresuradamente los engreimientos de su pueblo y los yerros de sus monarcas. La casa de Austria, ciega y desalumbrada con los triunfos de su primer período, y enredada en su dominacion, tan vasta como heterogénea, condujo la monarquía española, como por una fatal pendiente, al más lastimoso paradero. En todo el siglo XVII, y singularmente en el reinado de Cárlos II, la sociedad española se iba disolviendo lentamente, y desmoronándose piedra á piedra el magnífico edificio de su grandeza en el glorioso siglo XVI. Dios, el Rey, el honor, las tres palancas poderosas que removian y levantaban los ánimos en aquella nacion de soldados, de caballeros y de poetas, perdian su fuerza ó torcian y desnaturalizaban su impulso. Hasta la fe no era ya la luz divina tan pura y vigorosa habian llevado nuestros conquistadores á las inexploradas regiones de América y de Asia: se habia anublado algun tanto con escrúpulos supersticiosos, de esos que ofuscan el entendimiento y turban la concienciaque Desviada la nacion de la senda política y administrativa que, en el movimiento general de la civilizacion europea, le señalaban sus peculiares circunstancias, no perdió su vitalidad nativa, porque ésta no muere fácilmente en razas de tan robusto temple; pero quedó en aquel tiempo como embargada y adormecida.

La historia literaria, que, entónces como siempre, caminaba al lado y al impulso de la historia política, no presenta un aspecto ménos lamentable y vergonzoso. La esterilidad intelectual ha de reinar irremediablemente allí donde la sociedad entera ve cegadas las fuentes de su actividad y de su gloria. Las letras, pobres y desnaturalizadas como la nacion que las produ-

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