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CENTELLAS DE VARIOS CONCEPTOS
DE
DON JOAQUIN SETANTI,
CABALLERO CATALÁN, DEL HÁBITO DB MONTESA.

AL ILUSTRfSIMO Y REVERENDÍSIMO DON LUIS
SANS, DEL CONSEJO DE SU MAJESTAD,
Y OBISPO DE BARCELONA.

Aunque la flaqueza de mi ingenio me encoja con razón el a nimo pnra haber de publicar los ejercicios en que me ocupo á ratos, con deseo de mostrar siquiera alguna sombra de buena inclinación, y con esto hubiese propuesto de esconder estas Centellas, que saqué de pocas ascuas y mal encendidas, la voluntad y los mandamientos de usía reverendísima animan de manera mi osadía, que ya deseo verlas ir volando á vi ta de todo el mundo por el aire ie las opiniones; pues con el salvoconducto que les da la autoridad, el valor y la grandeza de usía reverendísima aprobándolas, quedará cualquier buen entendimiento satisfecho, y la malicia y porfía de los detractores convencida. Suplico, pues, humilmente á usía reverendísima las reciba y ampare debajo las alas de su protección, para que salgan de allí más alentadas y encendidas, y cayendo sobre materia dispuesta, puedan hacer mejor el efecto que pretenden.

Los Aforismos de Cornelio Tácito, aunque merecen de suyo ser bien admitidos, así por la majestad del autor, como por la fama del que los recopiló sacándolos de su historia, se acogen también a la sombra de usía reverendísima, para asegurarse en ella de todos los vientos contrarios, como en abrigado puerto, pues á las cosas más altas suelen herir con mayor fuerza. Guarde Dios á usía reverendísima con largos años de vida, para su santo servicio. En Barcelona, á 24 de Junio 1614.—Don Joaquin Setanti.

AL LECTOR.

Poco aprovecha la luz de las Centellas si no dan sobre materia dispuesta para encenderse yesca ó pólvora; ha de saber en el espíritu del que leyere estos avisos, si quiere sacar del y de ellos fuego de aprovechamiento. Esta manera de hablar lacónico es cierto que no es para todos ni para todas las ocasiones; poro vale tanto en las que se ofrecen al propósito, que por ella han alcanzado muchos hombres el renombre de sabios. ¡No presume tanto el que esto escribe; pero desea que la vana presunciotí de muchos no le culpe ni condene sin fundamento aprobado; porque los jueces de libros, que de voluntad se ofrecen, suelen tener las sentencias condenatorias tan al pico de la lengua, que no dan lugar á la razón para que llegue al entendimiento. Y así repruebao sin ella todo lo que ven por sus antojos.

CENTELLAS.

1. La paz y la quietud cuelgan de pocas leyes bien gobernadas, y de los muchos intérpretes, la guerra y la confusión.

2. Está ya tan alterada la policía humnaa, que en muchas partes del mundo los tenidos por sabios se gobiernan como bárbaros, y los bárbaros como sabios.

3. Si el deseo de acrecentar de estado no turbase el buen gobierno, en todo el mundo habría paz y justicia.

4. Los ministros de justicia duermen descansadamente sobre los males ajenos, y á la sombra de los suyos proprios despiertan y d; in gritos.

5. No bagta que tengan los reyes la suprema autoridad, que también han de tener la suprema inteligencia de las cosas, para saber acrisolar las resoluciones de sus consejeros.

6. Más conviene y más importa á la grandeza y majestad Real mandar que se enmienden los errores que hicieren los de su Consejo, que el sustentar por razón de Estado.

7. La buena razón de Estado es aquella que basta á mantener los reinos en paz, y á defenderlos en guerra justa.

8. Desdichados son los reyes cuyos consejeros son apasionados y codiciosos, y mucho más desdichados sus vasallos.

9. Déjese el cristiano de buscar senderos peligrosos, pues por el camino real de la virtud se pueda llegar á la cumbre dela grandeza humana.

10. Al que la virtud no levanta, en su estado le consuela, y no derriba al levantado, como suele derribar el vicio á los que por él han subido.