113. No te ensoberbezcas, hombre, por más levantado que te veas, pues contra la ira del cielo eres hormiya; mira que los rayos y los terremotos abrasan los montes y hunden las ciudades.
114. Si quieres vivir contento y sano, haz el gusto á las comidas y á los aparatos ligeros.
115. Conoce bien al hombre antes de recebirle por amigo.
116. Las amistades dañosas, si no puedes descoserlas, es bien que las rompas.
117. Ni engañes á nadie, ni te dejes engañar.
118. No hables lo que no sabes, y lo que supieres no lo digas sino á su tiempo y sazón; porque siempre fué el callar más seguro que el hublar.
119. Obra cosas grandes, pf^ro no las prometas^
120. En todo loque hicieres considera la causa, el tiempo y la persona.
121. Dol que una vez te hubiera engañado, no fies cosa de importancia.
122. Tus proprios negocios trata tú mesmo, si pudieres; y SI no, encomiéndalos á quien espere ínteres del bueu suceso.
123. En los negocios públicos habla claro y da razón de lo que dijeres.
124. No t(i muestres popular, mas procura que la voz del pueblo siga tu parecer.
125. Estriba tus razones sobre el bien común, y no muestres sombra alguna de interés particular.
126. De los servicios que hicieres á la república, si has de pedir galardón, pídele honroso.
127. Funda bien lo que dijeres, y no porfies en que tu parecer prevalga.
128. A los malos y dañosos ciudadanos te opone con valor y con arte.
129. Procura que se hagan buenas ordinaciones y que sean bien guardadas; porque, en fin, no curan las muchas medicinas, sino las buenas y bien aplicadas.
130. A los ejemplares antiguos es menester acompañar con discursos nuevos.
131. La diversidad de los tiempos y de las circunstancias varian los efectos de las cosas iguales.
132. Para tratar con los príncipes, se ha de aprená^T primero su lenguaje.
133. No te engañe la privanza, para hacerte adelantar más d'> lo que sufre la grandeza de tu señor.
134. No te pnc; irgues de más cosas de las que puedas llevar á porlicion con ánimo sosegado.
135. Enséñate á sufrir ruegos importunos, quejas y demandas inconsideradas, á dar satisfacción y é responder con mansedumbre.
136. Oye mucho y habla poco, y no trates niñerías.
137. No te elpves ni te humilles demasiado, pero guarda en todo la debida autoridad.
138. No lies tu secreto de nadie, y guarda el que le encomendaren.
139. No compres mucho al fiar, ni gastes con esperanzas de bien venidero.
140. Espera y no confies, teme y no desesperes cuando alguna cosa dificil procuras y deseas.
141. Hágante los ejemplares recatado, no soberbio ni abatido.
142. No sigas al temerario, ni te fies del cobarde; porque el uno te despeñará y el otro te dejará solo.
143. Mide y pesa tus palabras en toda ocasión, pero con mayor cuidado estando en cólera.
144. Las heridas de la lengua suelen ser peligro, sísimas y malas de curar.
145. Si has de reñir con alguno, antes le hiere en la cabeza que en la honra; porque se cria en la llaga tósigo para el que hiere.
146. El magistrado pobre es polilla ¿e la justicia.
147. La vanidad y la pobreza siempre están en pleito.
148. Guárdate del interés, que es doméstico enemigo.
149. Sigue en todo á la razón y pide consejo á la experiencia.
150. So color de bien común procurar particulares provechos, es desvergonzada hipocresía.
151. A tanta instabilidad están sujetas las cosas humanas, como las aguas del mar combatidas de los vientos.
152. Los consejos mal medidos y mal entendidos de los que gobiernan, son dañosos para sí y para los pueblos.
153. La mudanza de las costumbres antiguas es causa de la ruina de los estados.
154. Gente práctica, dineros y armas convenientes, son los nervios de la guerra.
155. No juzga ni discerne siempre bien el sabio, que en todo se muestran señales de la flaqueza humana.
156. Debe resentirse el príncipe de las primeras ofensas (aunque pequeñas), porque no se atrevan á mayores.
157. A muchas maldades suele inducir el los hombres la pestífera sed del mandar.
158. De los efectos muy encendidos, aunque se remuevan las causas, no se remueven ellos siempre.
159. No se han de aplicar á los males medicinas más poderosas de las que puede sufrir la naturaleza de la enfermedad y la complexión del enfermo.
160. Sospechoso es el consejo del que induce y no peligra.
161. Grande gloria es del príncipe deliberar lo que importa á la salud universal.
162. El prudente deja el bulto y la pompa vana, y sigue más la sustancia que la apariencia de las cosas.
163. El que va tras desviar peligros, mire bien que no lo haga entrando en otros mayores.
164. La majestad y el valor de un rey prudente vive en entrambas fortunas.
165. Aunque disminuya la grandeza, la fama universal de sabio conserva la autoridad.
166. El proceder de las tiranías es hacer que parezca razón y derecho lo que ha sido usurpación.
167. No es prudente consejo hacer proprias las guerras ajenas sin evidente necesidad.
168. Los que denegan socorro, lo han de hacer