importancia a las observaciones que hayan podido realizarse en el último eclipse o se logren en los futuros, pues acaso permitan nuevos avances a nuestro conocimiento o contribuyan al perfeccionamiento de algunos aspectos parciales de la teoría. Sólo he querido afirmar que lo más esencial de ella se encuentra suficientemente consolidado por la lógica acabada de su construcción y porque ha permitido la interpretación de varios hechos de experiencia que escapaban a las teorías clásicas, sin perder una sola de las conquistas que ellas lograron.
Viniendo ya a la segunda de las actitudes arriba señaladas, Painlevé formula una serie de postulados que conservan la geometría de Euclides para el espacio, de los cuales deriva una teoría que él llama semieinsteinniana, cuyas previsiones astronómicas sólo difieren de las deducidas por Einstein en cantidades que se hallan más allá de los medios actuales de observación. En ella se conserva la idea del tiempo absoluto, y, por tanto, se prescinde de las modificaciones que en la Mecánica introdujo la relatividad restringida; pero es el caso que esta última cuenta ya en su haber con el apoyo de resultados experimentales de tal importancia, que ningún físico puede dudar de su exactitud.
Es clara la analogía de esta actitud con la de aquellos que, reconociendo el progreso que las ideas de Einstein representan para el conocimiento de la realidad externa, se preguntan por el valor lógico de la construcción elaborada como interpretación de la realidad. Me limitaré