esta última será diferente de cero, y además cons tante, puesto que su valor es rw?, designando v la velocidad angular y r la distancia del punto considerado al eje de giro.
Este caso es el de nuestro planeta. Imaginemos que su rotación diurna se ignora y se refieren los fenómenos dinámicos a un sistema de ejes fijos a él. En las ecuaciones que traduzcan los movimientos de cada punto, faltarán los términos correspondientes a la aludida rotación, y la única forma de ponerlas de acuerdo con los hechos será agregar las fuerzas ficticias de inercia equivalentes. Estas fuerzas son de dos clases: las llamadas centrifugas a secas, cuya magnitud para ún punto de masa m es —mu? r, y las centrifugas compuestas, definidas por —2mwvv sen z, que sólo actúan sobre los puntos que se hallan dotados de la velocidad v relativamente a la Tierra, son normales al plano definido por el eje del planeta y la dirección de dicha velocidad, y, además, proporcionales al seno del ángulo « que forman mi y D.
Si suponemos que este punto material móvil se halla ligado por un hilo inextensible con otro fijo a la Ticrra en un lugar de latitud A, de modo que constituya un péndulo esférico, las referidas fuerzas determinan un giro del plano de oscilación (1) alre (1) Más exactamente, del plano que contiene el eje mayor de la elipse descrita por el punto material móvil.
== FUNDACIÓN = sh) JUANELO ASÍ] TURRIANO
