estas hipótesis particulares con que se quiere reemplazar la teoría del físico alemán, he de señalar simplemente su carácter específico para la sola interpretación de este fenómeno, sin que encuentren apoyo en ninguno otro, y menos parentesco ostensible con las interpretaciones, también ad hoc, a que me refería en el caso del movimiento del perihelio de Mercurio y el corrimiento de las rayas espectrales. Precisamente en la unidad que la teoría einsteiniana forma con los dos primeros hechos, aparentemente tan dispares, se halla su más fuerte sostén. Ellos son dos consecuencias que de la teoría surgen, sin que en ningún momento de su desarrollo hayan servido de faro que guiase los razonamientos de su autor, ni tampoco sirviesen para dar valor a constantes que en los cálculos se hubiesen conservado indeterminadas. De esta circunstancia procede el que la conformidad entre la observación y las predicciones teóricas sean argumentos decisivos en pro de las ideas de Einstein.
Esto no es negar la posibilidad, y aun la probabilidad, de que en fenómenos tan complejos como el paso de la luz por las vecindades del disco solar y a través de la región de nuestra atmósfera perturbada por el paso del cono de sombra lunar, no intervengan acciones que influyan sobre el resultado perceptible, aunque sólo como términos correctivos. Es de notar a este propósito que L. A. Bauer ha seña 8 FUNDACIÓN
h JUANELO 2) TURRIANO
