Esta materia obscura tiene también interés para la cosmología que deriva de la teoría de Einstein. Si el espacio es una variedad cerrada, aproximadamente comparable con una hipersuperficie esférica, las ondas luminosas que parten de un astro deberán concentrarse en el punto diametralmente opuesto de la hiperesfera, dando lugar a una imagen real de aquél, que no parece fácil de distinguir del astro verdadero. Naturalmente estas imágenes corresponden a una época muy retrasada de la evolución del astro real, puesto que el tiempo invertido por la luz para llegar del primero al segundo se eleva a algunas decenas de millones de años, en la hipótesis del valor de R que sirve de base a todas estas estimaciones. Pero tales períodos, encrmes cuando se toma para término de comparación la vida histórica de la humanidad, son bastante pequeños si nos atenemos a la evolución de una estrella, y noes presumible que pueda apreciarse diferencia notable en el estado físico revelado por la luz que del astro y su imagen procede. Así podría pensarse que, groso modo, un 50 por 100 de los cuerpos celestes son aparentes. Sin embargo, para que el astro imagen se forme es necesario que la luz no sea absorbida en su trayecto, hipótesis que no es probable corresponda a la realidad, si se admite la existencia de materia obscura distribuida en el espacio. Y no es necesario para ello acudir a cantidades difíciles de poner de acuerdo
