Página:Boca de fraile (1897).djvu/22

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- 22 - bueno! ¿Dónde estuvo usted el Domingo de Quincuagésima?

Paul. Pregunte usted claro.

Arc. El Domingo de Carnaval.

Paul. Y usted, ¿dónde estuvo?

Arc. ¿Qué se le había á usted perdido en el baile de las modistas?

Paul. (Confusa.) Perdido, nada.

Arc. Pues yo me encontré en él esta alhaja, que rescaté. Me debe usted tres mil y pico de reales: un mantón y una vajilla.

Paul. ¡Es usted el clown!

Isab. ¡Es usted el sastre!

Arc. Ni sastre, ni clown. Un triste mortal soy, que ya se ha enamorado de usted dos veces: una á través del antifaz y otra á cara descu- bierta.

Paul. Devuélvame usted la sortija. Yo le satis- faré...

Arc. No posee usted rentas bastantes.

Paul. Y habrá usted ido mostrándola...

Arc. No, señora; no la ha visto nadie, ó por me- jor decir, la ha visto todo el mundo, pero nadie la ha reconocido. He recorrido todo Madrid, las iglesias, los teatros, los paseos, siempre con este garbanzo brillando al sol, á ver de dónde salía un grito, á ver dónde se desmayaba una mujer... ¡Nada! Hasta que por fin, en estas soledades campestres, doy con la que debiera gritar y caer desma- yada, y esa no suelta un grito ni se desma- ya. Gracias á su tía, que se muere de mie- do. Mucho podría este anillo, este anillo mágico, misterioso y denunciador.

Paul. ¡No me pierda usted!

Arc. (Dándole ei anillo.) ¡Tómelo, señora! Usted me conocía como clown y como fraile; para que me conozca ahora como Quijote.

Paul. Es usted un caballero.

Arc. Y ahora que estoy sin armas, acepte usted mi amor pacíficamente.

Paul. Por de pronto vaya usted acercando su casa, que se había ido muy lejos.

Arc ¿Y luego?