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te la reedificacion de la Ciudad, ni en su mismo sitio, ni en sus inmediatos contornos; y que de los dos valles propuestos y explorados, el de la Ermita y el de Jalapa, era incomparablemente ventajoso, y mas oportuno y adecuado el primero que el segundo; en cuya parte estuvieron conformes los enunciados cuatro sugetos, sufragando igualmente á favor de las preferentes cualidades y mayores proporciones del citado valle de la Ermita. Mas como éste, en su amplitud, comprende cuatro sitios intitulados: Belem, el Incienso, el Naranjo y la Concepcion, se suplicó se hiciese nueva, separada y mas prolija inspeccion de todos, para elejir el mejor, dejando al prudente arbitrio y reflexiva consideracion del Sr. Presidente la eleccion; y condescendiendo à esta súplica, fueron nombrados á este fin los mismos Comisionados, por la satisfaccion con que desempeñaron este cargo la primera vez, escepto el Regidor D. Francisco Chamorro, cuyo lugar subrogó D. Nicolas de Obregon, Regidor perpétuo (como ántes, en la inspeccion del valle de la Ermita, el Regidor D. Ventura Nàjera); y en la actualidad se hallan entendiendo, con igual cuidado y exactitud, en este segundo reconocimiento y averiguacion parcial de los cuatro mencionados parajes, para que, segun lo que resulte de las diligencias, se verifique la asignacion del que se presente superior á todos, y se erija en él la Capital, si el Rey Ntro. Señor, se digna dar el consentimiento que imploramos, y esperamos de su real piedad y magnificencia, en vista de las sinceras puntuales noticias de todos los funestos tràgicos acaecimientos de Guatemala, y de las eficáces oportunas providencias que ha tomado para su restablecimiento el muy Ilustre Sr. Presidente, y pondrán en la real consideracion.

Las que aqui se dan al público, pueden servir al desengaño y al escarmiento: al desengaño, viendo asolada, en breve tiempo, una Ciudad tan populosa: arruinadas, en un punto, las robustas soberbias moles de sus edificios: perdidos los opulentos caudales de sus riquezas: